martes, 5 de mayo de 2015

El Postureo de las Primeras Comuniones

Después de un largo tiempo sin publicar nada, ya que estoy preparando una entrada muy extensa sobre la Sábana Santa (y no se cuándo la terminaré), os traigo una entrada que tenía que escribir, porque si no reventaba.

Vengo a hablar sobre la situación en los últimos años sobre las Primeras Comuniones, esa celebración de un sacramento que, para algunos, sólo es un acontecimiento social. Por relaciones con varios catequistas, una de ellos mi madre, estoy viendo que cualquier día va a aparecer una Primera Comunión en Callejeros de Cuatro, o directamente... en Cuarto Milenio. Estamos llegando a un punto en que hay gente que está faltándole el respeto a la Iglesia Católica de una manera "acojonante" (perdonadme por esta palabra, pero es que no tiene otro adjetivo que se encuentre en la RAE).

Cuando empieza en una Parroquia la Primera Comunión de varios niños, primeramente, te ves un cuarto de hora antes allí a los familiares de los niños. Yo creo que la mayoría, que no sabe lo que es la Iglesia (salvo para cuando el niño se viste de nazareno o el padre o la madre acompaña de la manita a su hijo monaguillo en una Cofradía (algo deleznable...)), deberían revisar el vestuario y no comprar tanto en el Bershka los modelitos para ir a una Comunión, pues te ves a un señor vestido con un traje blanco y una camisa morada por decir algo, como si fuera aquello la boda del mismísimo Farruquito, oiga usted. 

Sobre las mujeres, incluso algunas de ellas teniendo ya más señales de las varices que un mapa de carreteras de Cepsa, enseñando toda la mercancía (intento ser lo más fino posible, pues recordemos que esto es un blog serio, a pesar de algunos) sin importarle que allí se encuentra el Santísimo o, directamente, es la Casa de Dios. Más que una Primera Comunión, parece aquello un programa de esos de Telecinco como Sálvame o Gran Hermano.

Empieza la Primera Comunión. Vienen los de las camaritas... ¿Pero qué os creeéis? ¿Que sois fotógrafos del Hola o algo? Si la mayoría sólo sabéis dar el efecto "Soft Li" o como se llame del Instagram... Vamos a ver, la Parroquia contrata un fotógrafo para que eche fotografías allí a diestro y siniestro. Yo creo que no es necesario hacer ruido allí andando, saltando los flashes (que parece aquello la Antique, la B3 o una discoteca de la "Ruta del Bacalao"), hablando unos con otros, etc.

La poca seriedad de la mayoría de unos y otros rajando allí lo más grande... que incluso podría reventarle los tímpanos al cura. Mira que hay tiempo a lo largo del año para decir las frases siguientes: "pues esto me lo he comprado en la tienda de Vicky Martín Berrocal de la calle Manuel Siurot" (sin faltar a la tienda); "esto me lo he comprado en el Bershka"; "qué mona vas con esos zapatos amarillos con el traje rosa", "qué mono el niño vestido de marinero", etc. Se me está yendo ya de las manos, así que voy a parar con las frasesitas típicas.

Cuando leen los padres, familiares o amigos... Ya no me refiero a la forma de leer, porque todos no somos iguales ni leemos lo mismo, así que eso lo llego a entender. Pero sí voy a remitirme lo dicho anteriormente a la vestimenta del personal. Yo, si fuera el cura, y me veo al del traje blanco o a la que va vestida casi de actriz porno, y está subida en el atril leyendo un pasaje de la Biblia u otra lectura... me da un infarto. Yo no digo tampoco que la gente se vista como una monja de clausura o algo parecido, pero sí debemos entender que debemos guardar las formas en la Casa del Señor.

Llega el final de la celebración. Los niños se hacen fotos con los padres o sus familias delante del Altar como si fuera un equipo de fútbol (a excepción de los niños que han hecho la Primera Comunión, que sí es algo memorable y bonito para recordar). Y venga... a la Hacienda del Marqués de "Pocastierras" (o a la Asociación de Vecinos de cualquier barriada, da igual el sitio...) a celebrar la Primera Comunión. Otra sesión de fotitos y, si es necesario, un vídeo para fardar de niño. Luego los regalitos, que es el "verdadero espíritu de la Primera Comunión": "toma, "miarma". 50 euros para que te compres lo que quieras.", "¡anda, qué guay, me han regalado la Game Boy, qué pedazo de Comunión...".

Al día después de la Primera Comunión, el niño no se sabe ni el Padre Nuestro o el Ave María, y te pregunta: ¿la Comunión? ¿Qué es eso? ¿Ir a Misa? ¿Estás de guasa? Yo me quedo a jugar a la Play Station con mis "compis" del parque. Venga, por favor... Para esto mejor que no hagan la Primera Comunión, pues luego al niño lo más seguro es que no lo lleven ni un día a Misa, y a los pocos años, el niño te diga que "la Iglesia es una estafa", "creo en Dios pero no en la Iglesia" o "la Iglesia hay que quemarla"... Esto son frases reales que he escuchado de gente de mi entorno, que cada vez que lo han dicho, me han dado vergüenza ajena por no darme una úlcera. Por supuesto, los chavales se casarán por la Iglesia Católica, se divorciarán y dirán barbaridades de la Iglesia por no darles la nulidad eclesiástica.

Estamos perdiendo el norte de una manera que no es normal, ya que estamos convirtiendo la celebración de los sacramentos en un acto social para echarnos fotos y subirlas al Facebook para "vasilar" de Primera Comunión y lo guay que somos. Yo sólo pido que la gente piense un poco cuando va a llevar a cabo un paso tan importante para un católico cuando se trata de una comunión, el bautismo o el matrimonio. Son instituciones de la Iglesia Católica que han sido transmitidas por Dios para que seamos un miembro más de su comunidad, no para que se vea lo guapo que somos o lo importante que somos.

Yo sé que con esta entrada no llego a ningún lado y nadie se va a concienciar de ello, pero es una manera de explotar contra esta lacra que está convirtiendo a las instituciones de las Iglesia en una pantomima digna de programa de Telecinco. Entiendo que algunos puedan contestarme, y aviso de que no se publicarán palabras malsonantes en este blog. Si algún lector de esta entrada va a celebrar una Primera Comunión de su hijo, una boda, etc., espero que tengan en cuenta estas palabras y recapaciten un poco antes de convertir un sacramento en el Circo del Sol.

Conclusión, debemos concienciar a las personas y, sobre todo, a las futuras generaciones de lo que es la Iglesia, a ver si nos dejamos ya de tonterías. Con esta última frase, me despido y espero que sigáis leyendo el blog.

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